Aunque ahora se define como la obsesión por la vejez, ha sido una palabra inventada periodísticamente para referirse a que las mujeres a partir de 50 años ya no pueden vestir leggins ni determinadas prendas que creen pertenecen a una franja de edad. Más bien, es la obsesión de quien no respeta la libertad individual ni el sentir de cada persona.
A mi manera, esa canción emblemática debería ser un referente de respeto a algo tan inherente a la persona como es la libertad, un derecho a ser respetado. Gwyneth Paltrow ha sido criticada, y acaso sea envidia, por estar estupenda. Es evidente que el cuidarse por motivos de salud y estética lo deberían hacer todos, a cualquier edad. Además, en una era en que predomina la edad subjetiva sobre la edad biológica, cuando esta última es solo un número, no hay lugar a esta acuñación absurda.
Yo siempre vestiré bandanas, ponchos, kaftanes, ropa ibicenca y colorida, porque es un reflejo de mi personalidad y lo seguiré haciendo dentro de veinte años. Ser uno mismo, sabiendo que la vestimenta relaja o aprisiona, y no usamos uniforme de colegio. Cuidarse y verse bien no es obsesión, sino no tener depresión, sino motivación e ilusión por esa juventud que también es muy interior y se refleja en lo exterior.
Me preocupa la anorexia o la dismorfobia, pero jamás la lucha por mejorar. Eternamente joven es una sensación y un sentir, y la obsesión es de quien quiere imponer sus ideas y visión nada bella de la vida. Mi ropa es un reflejo de mí y de mis actitudes ante la vida, exclusivamente mías, y en las que nadie debe interponerse.
Sé tú mismo, igual que yo soy yo. Los años no son una derrota, sino una escuela de vida, y el sentirse bien y cuidarse es salud. Fuera términos absurdos de quien parece ser la pura envidia y quisiera ser tú.
Mi ropa es mi relax, y dentro de 20 años lo seguirá siendo.
VIVIR A MI MANERA.
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